Cronología 1938 - 1941

1938-1941 Francia, época de los encuentros capitales

Descubrimiento de la libertad plástica en París (1938-1940)

Bodegón, 1938
Bodegón, 1938

Desembarca en la estación de Orsay, se instala en una buhardilla del Hotel de Suecia, muelle San Miguel, no muy lejos de la Prefectura de policía donde será a menudo convocado como extranjero. Se pasea en París, vuelve a encontrar a sus amigos Mario Carreño, Alejo Carpentier y Pablo Neruda, quien fundó, con César Vallero, el « Grupo hispanoamericano de ayuda a España ». Visita el Louvre, donde se exhibe entonces una exposición de pintura inglesa con telas de Reynolds; luego la Galería de Bellas Artes que presenta algunos impresionistas como Renoir, Cézanne, Van Gogh… Antes de ir al taller de Picasso, calle de los Grands-Augustins, con la carta de Manolo. Lam, a la vez impresionado y fascinado, es recibido con los brazos abiertos porque el « flechazo » es recíproco. Entre ambos hombres que tomaron caminos inversos pero convergentes, combatiendo ambos por la libertad y la creación, nace una amistad sin falla. « Mi encuentro con Picasso y con París produjo sobre mí el efecto de un detonador… ». Picasso, que encarna la audacia, será para Lam un « incitador a la libertad ».

La colección africana que adorna el taller de Picasso lo subyuga. En particular una máscara baoulé (Costa de Marfil): una cabeza redonda con cuernos de antílope y una boca de cocodrilo. Lo que lo atrae hacia Picasso y su pintura es la « presencia del arte y del espíritu africano » que descubre allí. Arte negro dotado de un poder, de una energía; independencia con respecto a la realidad, pero también fascinación por los arquetipos de las civilizaciones antiguas. Delante de las interrogaciones del cubano, Picasso pide a Michel Leiris, un joven poeta hecho etnólogo – antiguo surrealista, amigo del pintor André Masson y del muy incendiario Georges Bataille, cuñado del vendedor de arte Daniel-Henry Kahnweiler – de enseñar el « arte negro » al cubano. El primer jalón del retorno a sus orígenes. La misma tarde, Lam y Picasso van a cenar con Leiris y Dora Maar. Se ven casi diariamente hasta la partida de Picasso por el Sur de Francia. El « primo » cubano es presentado a Henri Matisse, Fernand Léger, Georges Braque, Nusch y Paul Éluard, Tristan Tzara o al crítico de arte catalán Sebastià Gasch.

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Michel Leiris es entonces encargado del departamento de África negra en el museo del Hombre. Este hombre de cultura inmensa lo invita en las nuevas salas del museo y en sus reservas, donde se opera la magia de las « artes salvajes »: estatuas africanas, máscaras de Oceanía, tótems australianos, etc. Es también un arte libertado de la dictadura intelectual de la burguesía. Leiris puede haberle presentado algunos investigadores, tal Georges-Henri Rivière, también apasionado de música y pianista de jazz, o Léon Gontran Damas – uno de los padres de la negritud con Césaire y Senghor – que regresó de una misión en Guayana. Leiris lo orienta hacia las galerías especializadas, las grandes exposiciones, las colecciones de Pierre Loeb o de Charles Ratton. Durante el verano, Leiris le presenta a André Masson, que acaba de pasar algunos años en España, a Joan Miró y a otros artistas del movimiento surrealista como Oscar Domínguez o Victor Brauner. En lugar de dejarse agotar por las noticias de Cuba o la situación sensible del período anterior a la guerra después de los acuerdos de Múnich, Lam trabaja como un loco. « Pintaba sin tregua y sin atreverme a mostrar mis cuadros, de modo que mi pequeña habitación de hotel se llenó, no podía moverme y menos pintar », dirá. En el otoño, le es presentado a André Breton y Jacqueline Lamba, a su vuelta de México. Sin duda, su visita al taller de Breton, calle Fontaine, ha sido mágica. Wifredo es seducido por el surrealismo como acceso al inconsciente a través del lenguaje automático. « El surrealismo permite librarse de alienaciones culturales », dice, « de encontrarse si mismo ».

Madre y Hijo II, 1939
Madre y Hijo II, 1939

La puerta del surrealismo le está abierta; cruza en el café a Benjamin Péret, que combatió en España en las filas del POUM, y su compañera Remedios Varo, Yves Tanguy, Hans Bellmer, que huyo de la Alemania nazi, Roberto Matta, Wolfgang Paalen y Esteban Francès, Kurt Seligmann… reunidos en la exposición México organizada por Breton en la casa de Charles Ratton con objetos precolombinos. Lam es acogido por hombres que siempre combatieron el racismo, toda forma de discriminación y los abusos de los sistemas coloniales… Un medio intelectual y artístico que tomo consciencia de una identidad oprimida y una llamada a la lucha. Lam encuentra a hermanos, totalmente implicados en una resistencia internacional a todas las formas de fascismo. Su obra se « personaliza » durante la época parisina: pinta figuras frontales e hieráticas, despojadas y monumentales; maternidades (trágicas) representando figuras totémicas. Esta simplificación de formas, comenzada antes en España, posee algunas afinidades con la obra de Picasso. « Nuestras interpretaciones plásticas se encuentran », explica Wifredo que habla entonces de « saturación de mente »… Se libera. Máscaras surgen en sus telas. La pintura se revela ser un medio de expresión que le permite contar su estado de alma, el dolor de la pérdida en sus personajes aislados, esquemáticos, mudos, demacrados, austeros y sufriendo… El cubano es un ateo fascinado por el arte mágico o la magia animista.

Se entera de la caída de Barcelona, el 26 de enero de 1939, anunciando el fin de la República. Entre los 500 000 refugiados en Francia, se encuentra por casualidad con Helena Holzer que ganó París. Breton lo presenta al muy erudito Pierre Mabille, a la vez cirujano y etnólogo. En el encuentro al Deux-Magots, Mabille queda impresionado por la reserva del cubano que disimula una profunda cultura filosófica y artística. Encuentra sus dibujos elegantes y de una « libertad sorprendente ». Igual que Christian Zervos, editor de los Cuadernos de arte, y que el dueño de galería Pierre Loeb, quién firma inmediatamente un contrato con Lam y decide exponerlo. Este nuevo entorno fraternal estimula al pintor que vacilará mucho tiempo en mostrar sus telas a Picasso. « Jamás olvidaré este momento. Lo guardo grabado en mi corazón y en mi espíritu y me lo rememoro sin cesar, como los grandes cuadros y los libros que hicieron al hombre que soy. » Picasso « manifestó su aprobación poniendo su mano y su brazo quedados libres sobre mi hombro. Entonces lo oí decir: – Jamás me equivoqué contigo. Eres pintor ». Picasso encontró, para él, un taller en el XV° distrito, calle Armand-Moisant, cerca de Montparnasse. Allí, Lam trabaja mucho, con una espontaneidad más grande. Y recibe a mucha gente como Carl Einstein, Pierre Loeb, Picasso, Dora Maar, Jacqueline Lamba y André Breton. La exposición a la Galería Pierre se realiza en junio-julio de 1939. Es una revelación en los medios parisinos.

Éxodo y creaciones colectivas (1940-1941)

Máscara, 1940
Máscara, 1940

Lam continúa a pintar hasta la ofensiva de los alemanes en mayo de 1940. Helena, de nacionalidad germánica, está detenida por los franceses y enviada al campo de Gurs (Pirineos). Cuando el ejército enemigo se dirige hacia la capital a principios de junio, Wifredo, sin embargo destrozado por la idea de irse, sigue los parisinos en el éxodo y se dirige a pies hacia Burdeos. El Armisticio, firmado el 22 de junio por Pétain, lo incita a ganar Marsella dónde se refugiaron centenas de intelectuales hostiles al nazismo, que deseaban marcharse del territorio, y muchos amigos surrealistas. Helena lo encontrará una vez liberada. Esas diferentes personalidades fueron ayudadas por el Emergency Rescue Commitee, dirigido por Varian Fry y Daniel Benedite que le dan a Lam una pequeña ayuda financiera.

Aunque Lam se inquieta por la situación general, obligado de apuntarse cada mañana en la Prefectura, la época no es menos estimulante. « Tuve contactos muy profundos con los surrealistas durante la Ocupación » que formaban a una « familia muy grande, con Breton y Benjamin Péret, Victor Brauner y Domínguez que era español y un gran amigo », Max Ernst, Hérold, Mabille… « Fui impresionado por el lado poético… un gran combate por la creación… trabajamos en grupo durante casi un año. Era la época de los cadáveres exquisitos y de muchas invenciones ». Los amigos se encuentran en la villa Air-Bel o en el café Brûleur de Loups, en el Viejo-Puerto. Crean colectivamente para engañar la espera y la angustia: dibujos, encolados, cadáveres exquisitos, escritura automática, juegos de la verdad, nuevo Juego de Marsella… Discuten y comparten sus lecturas.

Sin título, [Fata Morgana] Serie Libretas de Marsella, 1941
Sin título, [Fata Morgana] Serie Libretas de Marsella, 1941

Durante el invierno 1940-1941, Lam y Breton aprenden a estimarse. El poeta tiene el don de reconocer una obra en marcha y presiente en Lam el potencial de un universo visionario. Cuando le pide ilustrar su poema Fata Morgana, lleno de memorias mexicanas, Lam cumple la orden y realiza centenas de dibujos con el lápiz y la pluma que anuncian todas las particularidades de su arte a venir. En marzo, seis de sus dibujos acompañan la impresión de cinco ejemplares (ediciones del Sagitario), pero el libro no recibe su visado de censura. Es prohibido porque Breton es sospechado de anarquismo, su obra es tratada de « negación del espíritu de revolución nacional » y su ilustrador encarna a la vez el arte degenerado y la impureza racial… Pero la ida es inminente. Los surrealistas organizan una última exposición-venta de sus obras en el jardín de la villa Air-Bel. Peggy Guggenheim le compra dos aguadas. Lam deja Europa con poco dinero, pero con el aval a la vez de Picasso y de Breton. Bello estímulo para soportar el exilio.

« La nao de los locos » bogando hacia el Caribe (1941)

El 25 de marzo de 1941, el pequeño vapor Capitán Paul-Lemerle, zarpa con destino al oeste. A su borde, Wifredo y Helena, André Breton, Jacqueline Lamba y su hija Aube, Victor Serge, un antiguo compañero de Lenin, y su familia, Anna Seghers y otros 350 intelectuales amenazados por el régimen de Vichy o la policía alemana. Una « salida de forzados », tratados de « chusmas » por los « guardias móviles, con casco y metralleta al puño, que encuadraban el muelle », episodio descrito en Tristes Trópicos por uno de su compañero, Claude Lévi-Strauss.

Escala poética en la Martinica

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Marsella, primer rango de la izquierda a la derecha: J. Hérold, H. Lam, W. Lam, A. Gómez. Segundo rango: Pino, H. Gómez, la amiga de Pino, J. Breton, A. Breton. Tercer rango: O. Domínguez y su amiga.

La acogida en la Martinica, el 24 de abril, es glacial. Estos « fugitivos », según las autoridades de Vichy, son directamente internados al campo del Lazareto durante más de un mes,  extranjeros y franceses sospechados de opiniones izquierdistas. Jacqueline, André Breton y Aube salen de allí para vivir en Fort-de-France, dónde se instalaran luego André Masson y su familia, llegados en el barco siguiente. Lam y Helena podían reunirles a veces durante el día. Breton descubre la revista Trópicos y luego sus fundadores: René Ménil, Suzanne y Aimé Césaire... Es un encuentro notable para todos los protagonistas. Breton y Lam consideran al joven poeta martiniqués como el mensajero de los tiempos nuevos; Césaire y Lam se concuerdan en que Breton les « aportó la audacia », ayudándoles a tomar opciones francas, haciéndoles ganar tiempo. El surrealismo les permitió inventar formas de expresión y de representación profundamente ancladas en su patrimonio; un enfoque, desarrollado por la cultura antillana popular y el animismo heredado de África. O como volverse africano vía una técnica occidental. Para Lam, estos encuentros marcan el fin de las vacilaciones. Césaire organiza excursiones en la isla. Lam es fascinado por la vegetación desbordante de vida. « Era su primer encuentro verdadero con la naturaleza tropical », dirá Césaire. Está fascinado por la « belleza salvaje de la isla, sus montañas generosas, ricas de una vegetación variada y frondosa, desbordante de vida, de savia que hincha cada planta, árboles fantásticos y enredados, enmarañados », escribirá Loeb. Allí, « él mismo se reveló. La mirada tropical reemplazó la mirada española. Vio este paisaje. Esto fue un choque profundo. Su pintura cambió. » Si Lam descubre lo imaginario exaltado de Césaire, en cambio Césaire dirá que « Lam es poeta » y que es « un hombre de las Antillas » sobre el punto de volverse a sumergir en su identidad afrocubana. Césaire lo apodará « el gran artista de la pintura neo-africana ». Suzanne y Aimé organizan una lectura que también marca profundamente al pintor cubano… Retorno al país natal, que Césaire compuso en 1938, es un canto que manifiesta la dignidad del negro, afirma su ser y su genio propio, uniendo « el grito más desnudo, más derecho en las entrañas del hombre, la miseria del hombre negro en pleno centro de la magnificencia floral ». Lam se encuentra en éste combate contra la injusticia y el despotismo colonial empezado por Césaire, Senghor y Damas… Lam descubre una hermandad. La revista Trópicos también saluda « el paso de Wifredo Lam, el asombroso pintor negro cubano en quien se encuentra al mismo tiempo la mejor enseñanza de Picasso, las tradiciones asiáticas y africanas, curiosamente y generalmente mezcladas » (n°2, julio de 1941).

Escala en Santo Domingo

El 16 de mayo de 1941, los exiliados se van otra vez. El carguero Presidente Trujillo los lleva en Guadalupe dónde vive Mabille desde hace un año pero quien, perseguido por el poder de Vichy, está a punto de instalarse en Haití. El viaje se prosigue hacia Santo Tomás y Santo Domingo, lugar de escala para obtener visados. Lam encuentra allí a Eugenio Granell, en exilio, el cual entrevista a estos huéspedes de marca – Breton, Victor Serge y Mabille – para el periódico La Nación. Durante las reuniones diarias, otros se les juntan: el pintor español de arte abstracto José Gausach, el retratista austríaco George Hausdorf, el escultor Manolo Pascual, quienes enseñan en la Academia nacional de Bellas artes fundada en 1939, y otros artistas dominicanos como Yoryi Morel (maestro del folclore local), Jaime Colson (que conoció Braque y Picasso en París) o Darío Suro (alumno de Diego Rivera). Antes de que todo el mundo se separe: los Breton y los Masson continúan su viaje hacia Nueva York, pero Lam y Serge, que no obtienen pases para México, se resignan a irse para Cuba. Después de cinco meses de viajes y luego de diecisiete años de ausencia, Wifredo aborda su isla natal en agosto.

Anne Egger

(Traducíon Peggy Bonnet Vergara)

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